Mensajepor Nay18 » 03 Ene 2011 20:07
Elrick empalideció, ahí estaba a merced de la criatura mas terrible que alguna vez había poblado la tierra, Thora estaba oculto en la oscuridad, él lo sabía, lo sentía… y sin embargo, algo había cambiado en la bestia, no podía distinguir el olor a azufre que siempre había despedido, no lo podía encontrar.
- Debió de haber sido divertido ¿Verdad? Llenar a una criatura con todo tu odio… llenar a una criatura con todos aquellos sentimientos que te carcomían, que te impedían volver con tu familia, que te alejaban de todo lo bello.
- ¿Cómo sabes eso?
- He tenido tiempo de sobra para pensar –dijo la voz de un modo superficial- Siglos y siglos de espera, simplemente para verte a la cara y decirte que no puedes salirte con la tuya, que cuando vuelva al mundo, me encargare de destruir todo aquello que no puedo poseer, de dañar a todos los que me dañen, de hacer lo que TÚ no pudiste hacer.
Elrick nunca había tenido miedo, el era un caballero, un guerrero, estaba acostumbrado a las batallas, a la sangre, al dolor, y no le inmutaban, pero aquello… eso lo que fuera que fuese le recordaba todos sus errores, le decía lo imperfecto que era, le decía lo cobarde que había sido…
Él comprendió de inmediato que siempre había esperado el momento en que Thora volvería, ese habría sido su momento, lo supo desde el principio, y siempre se negó a admitirlo, ahora solo tenia dos opciones, olvidar y dejar que Thora lo destruyera, o Intervenir y rescatar su alma.
Pasos se acercaron, a lo lejos, distinguió a un caballero en una negra armadura, negra cual carbón, que irradiaba maldad, que irradiaba odio, eso, era lo que Elrick era, eso, era el reflejo de el mismo, y en ese momento se odio y se detesto. Detrás de la figura, Thora, el Dragón se alzaba imponente, clavando sus rojos ojos en el, examinándolo, desgarrándole el alma.
- ¡Detente Thora! –exclamo Elrick sabiendo que nada de lo que hiciera detendría a tan terrible criatura.
- No hablas en serio –se mofo el caballero, de el provenía esa voz, entonces, el enorme Dragón fue succionado por el caballero.
Su imponente armadura… su impresionante casco solo dejaba ver una sonrisa, una sonrisa llena de demencia, una sonrisa que formaría parte de las pesadillas de Elrick a partir de ese momento y hasta el final de sus días… ¿Por qué? Porque Thora era la consecuencia de sus actos, de su vanidad, de su resentimiento hacia el mismo, Thora era el lado oscuro de ese sabio, Thora era la maldad pura… maldad pura incrementada considerablemente por el conocimiento de lo inalcanzable, por el conocimiento de lo puro, que él sabía nunca le pertenecería.
Elrick despertó sudando frió, Ali lo observaba pensativamente, no dijo nada, pero le soplo unos polvos que hicieron que cayera de nuevo dormido, pero esta vez, sin soñar, ella conocía el dolor de su amo, y ella sufría con ese dolor. ¡Que no habría dado el hada por evitarle a Elrick tanto sufrimiento! Pero era imposible, ella no se lo podía evitar, porque él se lo había causado, y él debía encontrar la manera de alejarlo.
Ali suspiro y volando se acomodó al lado de su amo sobre la almohada, le agradaba tenerlo cerca, sentirlo tranquilo… y ahí se quedo, profundamente dormida, deseando que todo terminara pronto… ella no podía imaginarse que todo apenas comenzaba.
Alguna vez alguien dijo: “La inocencia y pureza de un deseo, depende de a cuantos beneficie este.???
Eso era Ali, inocente, y seria esa inocencia la que ayudaría a su amo a salir adelante y a resistir las acusaciones de su orgullo herido, de su conciencia intranquila, era lo que le ayudaría a ser fuerte y a poder vivir con la culpa.